Informe Semanal de Política Exterior
expectativas, pero aun así cree que la economía global crecerá un 2,8% este año, que EEUU avanzará un 1,8% y que China sumará un 4% adicional. Incluso prevé que el comercio mundial crezca un 1,7% este año y un 2,5% el próximo. El motivo es que el FMI trabaja con la hipótesis de que los aranceles de Trump durarán poco tiempo y no serán contestados de forma general por el resto del mundo. En definitiva, cree que la guerra comercial será realmente una escaramuza. Esto no significa que no vaya a tener consecuencias para el comercio mundial y las cadenas de valor, pero su escenario central no contempla la ruptura total que sucedería si todas las amenazas se cumpliesen. En definitiva, el Fondo piensa que Trump entrará en razón y se convertirá en un político sin credibilidad pero menos peligroso. Es cierto que una parte del daño ya está hecho. Por ejemplo, el deterioro de la confianza de los hogares previsiblemente elevará la tasa de ahorro en el corto plazo, reduciendo la demanda interna. Las encuestas de actividad a las empresas también están mostrando el impacto negativo de los aranceles. Por ejemplo, el sondeo mensual que hace Chief Executive a CEOs de empresas estadounidenses refleja un deterioro de la situación actual en el tejido productivo a niveles no vistos desde la pandemia. Sin embargo, las expectativas para los próximos 12 meses dejaron de caer en abril tras el descenso de marzo. Esto es, a pesar del empeoramiento de la situación en las últimas semanas, los directivos no han empeorado más allá sus previsiones. Esto muestra que incluso las empresas, que son las primeras (y probablemente las únicas hasta ahora) en sentir el impacto de los aranceles, tampoco han perdido del todo la confianza en Trump. No se puede decir lo mismo de Elon Musk, que ha anunciado que dará “significativamente” más prioridad a Tesla que al DOGE a partir de mayo. Esta situación tiene una lectura optimista: Trump todavía está a tiempo de rectificar. Los agentes económicos aún no están en pánico, por lo que sería factible recuperar el dinamismo de la economía en el corto plazo. De hecho, buena parte de los indicadores económicos en EEUU todavía muestran un crecimiento considerable. Pero también hay una lectura pesimista: si Trump decide llegar hasta el final con la guerra comercial pillará con el pie cambiado a los mercados y a los agentes. Ni los precios de los activos ni el comportamiento de hogares y empresas están anticipando este escenario. Eso significa que si Trump no rectifica lo peor está por llegar. Seguir leyendo
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