Woman
CARTA DE LA EDITORA
se detiene en el esperado regreso, en su tercera temporada, de la serie de televisión And Just Like That..., continuación de Sexo en Nueva York. El estilo de sus actrices da siempre que hablar y es el origen de cientos de informaciones sobre las tendencias de moda apreciables en los protagonistas de esta producción estadounidense. El jersey de punto grueso con falda de estampado tartán o la falda larga vaquera acompañada de un poncho son algunas de las combinaciones que han causado sensación y captado la atención del gran público. La serie original, antes de que se popularizasen las redes sociales, lanzó a la fama prendas y artículos que lucían Carrie Bradshaw y sus amigas. Es el caso de los zapatos de Jimmy Choo, las camisetas de Custo Barcelona o el accesorio más popular de Fendi, que nos recuerda aquella escena en la que Sarah Jessica Parker (Carrie) pronuncia la icónica frase “no es un bolso, es una baguette” cuando trataba de evitar que se lo robasen en plena calle. La cadena que emite la serie, Max, añadió a su catálogo la producción And Just Like That… El documental que, además de abordar el rodaje de la primera temporada de la secuela, presta atención a la talentosa labor de estilismo desarrollada en Sexo en Nueva York por Patricia Field, primero, y Molly Rogers y Danny Santiago, después. En la serie los espectadores encuentran elementos virales como el clutch con forma de paloma de J.W. Anderson. Y llama la atención el anillo de esferas de la enseña española MAM que luce la fashionista Lisa Todd en el cartel de la segunda temporada. Descubrir marcas nicho es otra virtud de las series que prestan gran atención a la moda. En el fenómeno The White Lotus, también de Max, se observaron recientemente algunas propuestas interesantes para el verano en la piel de los millonarios turistas del resort tailandés, gracias al criterio de la estilista Alex Bovaird. Además de grandes casas, como la Loewe originaria de Madrid, representada por el bolso Squeeze, una de las piezas más comentadas fue el bikini de cocos del personaje de Chelsea, adquirido en la tienda vintage Los Féliz de Barcelona, mientras algunos de los vestidos bohemios de Piper han hecho crecer la popularidad de enseñas como Ciao Lucia o Alicia Bell. El interés en la ropa que visten los habitantes del televisivo hotel es tal que este año The White Lotus gestó dos colaboraciones con los gigantes Zara y H&M. Este año se espera además que Netflix estrene una nueva entrega de otro fenómeno estilístico, Emily in Paris, bajo la dirección en vestuario de Marylin Fitoussi. Entre maisons como Chanel o Balmain se ha colado en un par de ocasiones la firma mallorquina de joyas Coolook, una enseña que en la vida real han escogido Doña Letizia, Máxima de Holanda o Isabel Preysler. Y si estos tres ejemplos de series pudieran indicar que cuanto más llamativos más triunfan sus looks, recordemos que no hace tanto Succession (Max) fue la gran culpable de que las pasarelas y la calle se entregaran al lujo silencioso, catapultando al deseo masivo elementos como la sencilla gorra de cashmere firmada por Loro Piana que lucía uno de los hijos de la acaudalada familia Roy, valorada en unos 600 euros. Muchas de las series más populares de la pequeña pantalla representan un magnífico escaparate de moda. Seguir leyendo
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